Fue una respuesta como ninguna otra en la historia de los huracanes: Harvey pasó de ser una insignificante onda tropical divisada en la costa africana el 13 de agosto, hasta ser el huracán más fuerte en azotar Texas en 56 años. La imponente bestia se mantuvo avanzando, arrojando vientos cada vez más fuertes y lluvias torrenciales a lo largo de las islas de Barlovento solo para sufrir pérdidas grandes en su velocidad (o al menos eso pensaron los meteorólogos) por la cizalladura del viento, el 18 de agosto. Encontrando nueva fuerza cuando se estancó en la bahía de Campeche, seis días más tarde Harvey cobró la fuerza de un huracán.
Cuando impactó Rockport, Texas, el 26 de agosto, era un categoría 4 en toda su intensidad con vientos de 210 kilómetros por hora, arrancando robles de raíz y lanzando las casas móviles por los aires. La tormenta se estancó durante días, tierra adentro, liberando históricas precipitaciones, disminuyendo tras finalmente tocar tierra el 30 de agosto cerca de Cameron, Luisiana. La Ministro Voluntario Líder en el área describió la ira de Harvey en un informe: “Remolques en las copas de los árboles, kilómetros de cables telefónicos caídos. Carreteras inundadas. Sin energía eléctrica: el lugar está en la oscuridad”.
En los días siguientes, más de 480 Ministros Voluntarios de todo el país se reunieron en Austin. Según llegaban los equipos, llenaban los vehículos con suministros y se desplegaban en Rockport, Houston, Corpus Christi y otras ciudades costeras anegadas por la ira de Harvey. Los Ministros Voluntarios estuvieron a la altura de su reputación llegando a una zona de desastre, poniendo orden en el caos y continuando con lo que se necesitaba hacer: reparar edificios, reconstruir casas dañadas, alimentar al hambriento, rescatar a los que habían quedado varados: todos con el compromiso de que “Se puede hacer algo al respecto”. Ellos fueron honrados en una ceremonia por el congresista de los EE. UU. Blake Farenthold, el alcalde de Rockport Charles Wax, el alcalde de Fulton Jimmy Kendrick y el juez del condado de Aransas, C.H. Mills Jr.
Los equipos de Ministros Voluntarios permanecen en el sureste de Texas, ayudando a reconstruir.
