En un momento en que gran parte del mundo está en ruinas por una crisis de refugiados de gran magnitud, violencia extrema y el peligroso aumento de la persecución religiosa, Unidos por los Derechos Humanos continúa reafirmando y defendiendo con firmeza los valores básicos de los derechos humanos en su cruzada para ayudar a implementar las normas mundiales de igualdad social.
Unidos por los Derechos Humanos, apoyado por la Iglesia de Scientology, colabora con agencias gubernamentales y organizaciones no gubernamentales para esparcir consciencia e implementar los principios fundamentales consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948. La declaración, que ha sido traducida a más de 500 idiomas y dialectos, sostiene no solo que las personas de todas partes tienen el mismo derecho a sus derechos humanos sin discriminación alguna, sino que sus derechos —a la educación, el empleo y la justicia, por ejemplo— están interrelacionados, son interdependientes e indivisibles.
En la cumbre de derechos humanos en Nueva York, los delegados de YHRI de diversas procedencias intercambiaron consejos sobre mejores prácticas y experiencias en la enseñanza de los derechos humanos en sus comunidades locales. Además de hacer tutorías directas unos a otros y compartir conocimientos prácticos, los delegados interactuaron con funcionarios de alto nivel de naciones desde Afganistán, Bangladesh y Cuba hasta Francia, Irlanda e Italia. Los funcionarios compartieron su propia riqueza de conocimiento con los jóvenes y les proporcionaron una significativa plataforma internacional.
La presidenta fundacional de YHRI, Mary Shuttleworth, dirigió las ceremonias de la cumbre, que incluyeron debates sobre el azote mundial del tráfico humano, el liderazgo y el activismo en la comunidad. Marisol Nichols, actriz y fundadora de la Fundación por un Mundo Libre de Esclavitud, una organización antitráfico sin fines de lucro, obsequió a los delegados una película de su trabajo encubierto para exponer el tráfico humano.
El expresidente de Costa Rica, Oscar Arias Sánchez, ganador del Premio Nobel de la Paz en 1987 por su trabajo en ayudar a poner fin a las guerras civiles en Centroamérica, fue el orador principal de la cumbre. Shuttleworth le otorgó a Sánchez el Premio al Héroe de los Derechos Humanos de YHRI.