El cuarto peor desastre climático en la historia colombiana estaba destinado a suceder algún día. Justo como el Himalaya, las naturalmente lluviosas montañas de los Andes están llenas de descensos extremadamente escarpados, facilitando que las fuertes lluvias provoquen deslizamientos de grandes peñascos a alta velocidad hacia las pobladas faldas de la montaña. El mes de marzo del 2017 fue extremadamente húmedo, con abundantes lluvias en el área alrededor de Mocoa que representaban el 150 por ciento de la precipitación mensual promedio. Unas cuantas horas antes y justo después de la medianoche del 1 de abril, más de 12 centímetros de lluvia cayeron sobre la región, desbordando tres ríos en un flujo de lodo que arrasó —“borró”, como dijo el alcalde— vecindarios enteros a lo largo de las riberas. Además de los 329 muertos confirmados, 332 personas resultaron heridas y 70 desaparecidas.
Los Ministros Voluntarios se unieron a más de 2500 trabajadores, incluyendo 1400 soldados y 800 oficiales de policía, para peinar los escombros de la montaña en búsqueda de sobrevivientes. El ejército proporcionó 63 vehículos, 10 helicópteros, 7 barcos y 6 aviones para la respuesta al desastre descrita por el presidente Juan Manuel Santos como “un desastre natural, debido al cambio climático”.
Tan solo unos días después, a mediados de septiembre, los huracanes Irma y María de categoría 5 arrasaron la pintoresca isla caribeña de Dominica, matando a 30 personas y derribando el 80 por ciento de los hogares y edificios de la isla. Caminos inaccesibles, falta de agua potable y electricidad, y torres telefónicas y de Internet caídas aislaron la isla durante días. Un equipo de Ministros Voluntarios de Scientology y sus asociados del CINAT, de Colombia, viajaron desde San Martín donde habían respondido al desastre de Irma el 6 de septiembre.
Cuando los Ministros Voluntarios preguntaron: “¿Qué necesitan?” el Primer Ministro de Dominica emitió una lista. Los Ministros Voluntarios cumplieron con ella completamente. Entregaron tres contenedores de comida, agua, suministros de higiene, herramientas y generadores. Estos vitales servicios de logística y distribución le han granjeado el reconocimiento a los Ministros Voluntarios alrededor del mundo en más de 200 lugares de desastres en las dos últimas décadas.