Un día en 2015, Augustine Brian estaba en línea en busca de recursos de derechos humanos para educar a la gente en su estado nativo de Papúa Nueva Guinea, una de las naciones más remotas del mundo, donde una vez policías fuera de control le dieron una paliza tan fuerte que no pudo comer alimentos sólidos durante 10 semanas. Cuando se tropezó con un sitio web que ofrecía kits de derechos humanos gratuitos, Brian, un profesional de educación de la salud, de inmediato los solicitó.
“Pensé que no era real”, recordaba después, añadiendo que no había esperado recibir el pedido, debido a sus experiencias con los trucos del marketing en línea y al aislamiento de su poblado en la Provincia del Sur de las Tierras Altas.
Varios días más tarde, sin embargo, llegó un paquete por correo desde EE. UU. Para gran sorpresa de Brian, contenía un DVD (un documental titulado La Historia de los Derechos Humanos) y un kit del educador, exactamente el tipo de información que más tarde usaría para comunicarse con más de 60,000 personas en su provincia natal, elevando su nivel de consciencia en su lucha contra la corrupción y el despotismo burocrático.
Brian solicitó después y recibió un envío más grande desde la misma fuente, Juventud por los Derechos Humanos Internacional, un programa de Unidos por los Derechos Humanos, una organización no gubernamental patrocinada por la Iglesia de Scientology. En un año promedio, las dos organizaciones afiliadas responden a solicitudes de material de derechos humanos de organizaciones en más de 100 países, reforzando así los derechos y libertades fundamentales de la gente, sin importar la nacionalidad, el color o el credo.
Es muy posible que sea una de las misiones más importantes del planeta, y su motor es el Centro Internacional de Diseminación y Distribución de la Iglesia de Scientology. Con unas enormes instalaciones de 17,000 m² en la zona periférica de Los Ángeles, el “Dissem Center” (“Centro de Diseminación”), como se conoce popularmente, alberga no solo impresión digital de vanguardia y equipos de manufactura, sino también el envío por correo, almacén y recursos administrativos para responder instantáneamente a las solicitudes como la que llegó de Papúa Nueva Guinea a 11,000 km de distancia.
La Iglesia estableció el Centro en 2010 para realizar una misión primaria: proporcionar los materiales para todos los programas humanitarios patrocinados por ella, como servicio público, a quienes se enfrentan con los problemas más apremiantes de la sociedad. Estos materiales incluyen una gama completa de folletos educativos, impresos, manuales, DVDs, posters, pancartas y volantes, por no mencionar camisetas y gorras. La misión incluye la necesidad de producir los materiales a una fracción de lo que costaría realizarlos con proveedores externos.